“Podrías decirme, por favor, ¿qué camino debo seguir para salir de aquí?
-Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar -dijo el Gato.
-No me importa mucho el sitio… -dijo Alicia.
-Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato.” (Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carrol).
No deja de sorprenderme que haya personas que compran semillas o plantones de árbol para “empezar un bonsái desde cero”. Generalmente subestiman los años de camino que les quedan por delante y cuando les pregunto cómo van a proceder la mayoría lo desconocen por falta de formación.
Hoy voy a intentar aclarar un poco el sitio al que deberían intentar llegar para tener un bonsái desde cero algún día, en los próximos diez o veinte años, si es que la lentitud del proceso no les desanima antes.
Antes de empezar, todo el proceso será mucho más fácil si elegimos especies adecuadas para el bonsái y para la ubicación donde van a vivir. Esto es más del 80% del éxito final, y no exagero.
Cualquier técnica de cultivo que acelere el crecimiento es bienvenida. Los árboles crecen gracias a los meristemos, unas células flexibles situadas en los brotes (donde hacen que las ramas se alarguen), y en el cambium (donde hacen que las ramas engorden). Cada hoja nueva que aparece genera en su axila un meristemo que puede llegar a producir ramas laterales, las cuales ayudan al árbol a colonizar el espacio a su alrededor para que sus hojas obtengan más luz y con ella fabriquen los azúcares necesarios para seguir creciendo. El brote terminal produce auxinas, hormonas que bajan hacia las raíces inhibiendo el desarrollo de los brotes laterales; mediante el pinzado de estos brotes terminales y el defoliado inducimos la ramificación lateral.
El proceso de crecimiento, engorde y ramificación de la parte aérea del bonsái se acompaña de trasplantes, cuyo objetivo es sustituir mediante podas sucesivas las raíces gruesas que se alargan y van llenando la maceta por otras, más finas y cortas, lo que ayuda en la formación del nebari y a dar conicidad al tronco desde la base.
La estructura del árbol, así como la conicidad del tronco y de las ramas se consigue mediante las podas de formación, sustituyendo periódicamente el ápice y las puntas de las ramas para favorecer la brotación trasera de los brotes dormidos.
También puede ayudar en la formación del árbol el alambrado, sobre todo cuando las ramas están todavía verdes ya que una vez lignificadas hay riesgo de retirada de savia y pérdida de la rama (atención a retirar el alambre antes de que con el engorde de las ramas se marquen sus vueltas).
Al contrario que Alicia, sí que nos importa el sitio a donde queremos llegar, ya que el camino a seguir viene determinado por las características del bonsái que queremos obtener:
- Un árbol sano, sin imperfecciones, ni plagas, ni hojas quemadas por el sol o por agroquímicos
- Un árbol equilibrado, de aspecto natural y bien posicionado en la maceta
- Un tronco de grosor proporcionado al tamaño del árbol, libre de musgo y algas, maduro y con buena corteza (según la especie)
- Las ramas bien posicionadas de acuerdo con el estilo del árbol, de un grosor adecuado y finamente divididas
- Correspondencia entre el tronco y las ramas y de estas entre si
- Con espacios vacíos entre las ramas y sensación de profundidad
- El ápice bien definido
- El nebari adecuado a la especie
- La madera muerta con aspecto natural (sin evidencia de herramientas rotativas)
- Ausencia de tocones y con los cortes de poda bien cerrados
- Sin marcas de alambre
- El sustrato limpio de malas hierbas (el musgo solo para exposición)
- Una maceta de color, forma y texturas adecuadas. El tamaño y profundidad de la maceta en la fase de cultivo debe ser mayor de lo habitual para exponer
No puedo ser más específico porque las posibilidades de formación desde cero son innumerables, pero estudiad las características anteriores y aprended para conseguirlas.
En esencia este es el proceso; a disfrutarlo con paciencia durante muchos años, amigos.