A menudo nos concentramos en la parte visible de un árbol (lo que podemos ver) y no prestamos suficiente atención a algo fundamental para la salud de ese árbol: las raíces.
Confinadas éstas en las relativamente pequeñas y demasiado planas macetas de bonsái, para ser eficaces necesitan aprovechar todo el espacio disponible, creciendo finas y tupidas en un sustrato adecuado. Las dos preguntas que se nos plantean son: ¿cuáles son las características de un sustrato ideal para mi árbol en particular? ¿qué mezcla de sustratos me permite acercarme mejor a ese sustrato ideal? Sobre ambas cuestiones vienen preguntándose los amantes del bonsái desde hace centenares de años y no hay acuerdo ni lo puede haber, porque no hay un solo sustrato ni mezcla de ellos que sea idóneo para todas las especies, todos los climas, y todos los hábitos de cultivo de todos los bonsaístas.
Los maestros japoneses, a lo largo de centenares de años han experimentado con los sustratos locales porque no disponían de otros. Han escogido los mejores y los han mezclado sabiamente para poder mantener en ellos durante muchos años árboles sanos en macetas diminutas. Eso no quiere decir que solo se pueda cultivar bien en sus excelentes sustratos, pero sí que antes de desterrarlos hay que estar muy seguros de que la alternativa es tan buena como ellos.
Tras detectar una contaminación en un lote importado de akadama, en 2013 el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos prohibió su importación. Aunque la prohibición fue temporal la inseguridad que se generó llevó a algunos clubes de bonsái a estudiar distintas alternativas de origen local que permitieran sustituir a este componente en sus mezclas. Si bien la prohibición solo duró unos meses el incentivo para sustituir la akadama persiste en los Estados Unidos, ya que un saco de 14 litros cuesta allí unos 55€ al cambio actual, y por ello los americanos han seguido experimentado con todo tipo de sustratos sustitutivos.
Más recientemente, las dificultades logísticas consecuencia del Brexit han llevado a algún suministrador británico a promover mezclas de sustratos sin akadama ni otros sustratos importados, primando la seguridad de suministro, el coste, y las compras de proximidad en aras de la sostenibilidad. No me cabe duda de que la mayoría seguiremos por el camino de las mezclas de componentes de proximidad, más tarde o más temprano, por razones de precio y de disponibilidad.
Un sustrato se caracteriza por tener tres fases, que deben estar en equilibrio: la fase sólida da estabilidad al árbol, la fase líquida permite su alimentación en agua y nutrientes, y la fase gaseosa asegura la oxigenación de las raíces. Seleccionar el sustrato adecuado puede parecer complicado, pero no lo es tanto si entendemos cuáles deberían ser sus características:
- Debe ser poroso para permitir el acceso de aire a las raíces y, al mismo tiempo, retener cantidades suficientes de humedad para sostener el árbol entre riegos sucesivos; el sustrato retendrá más humedad cuanto mayores son sus poros y cuanto más interconectados estén estos poros dentro de las partículas. LA POROSIDAD se expresa como una fracción o un porcentaje del volumen del espacio poroso con respecto al volumen total del material.
- Debe drenar bien el exceso de agua, ya que en un sustrato encharcado las raíces no pueden crecer, se generan procesos anaeróbicos, y eventualmente aparece la pudrición; al mismo tiempo debe humedecerse fácilmente cuando se seque.
La PERMEABILIDAD o Conductividad Hidráulica de un sustrato es mayor cuanto más grandes son sus partículas y cuanto más uniforme es el tamaño de estas. Los tamaños de partícula más comúnmente usados son: alrededor de 2mm que retiene mucha agua manteniendo una porosidad aceptable; alrededor de 5 mm, que es lo más frecuente, con un buen compromiso de retención de agua y aireación; y alrededor de 10 mm, que permite buena aireación, aunque retiene poca agua y seca muy rápido.
Es importante eliminar los finos para favorecer la permeabilidad, pero tampoco se debe añadir gruesos en el fondo de la maceta ya que el agua de esta zona gruesa asciende por capilaridad a capas superiores haciendo que esta zona se seque más deprisa (este mismo efecto aparece por las heladas: la capa exterior al helarse toma humedad de las capas interiores).
- Su acidez debe ser casi neutra (entre 6,4 y 7,5 de ph), aunque ésta puede variar con el tiempo según la acidez del agua de riego o el tipo de abono que utilicemos. Hay plantas acidófilas que gustan de mayor acidez, por ejemplo, las azaleas prefieren un ph de 5,5 (100 veces más ácido que un ph de 7,5 al ser logarítmica su escala) mientras que otras son más bien calcícolas y prosperan con ph más alto.
El ph influye significativamente en la solubilidad y disponibilidad de algunos nutrientes, por ejemplo, un suelo ácido solubiliza los metales como el aluminio, pudiendo causar toxicidad, e insolubiliza los fosfatos, pudiendo causar deficiencia de estos.
- Debe tener una buena “Capacidad de Intercambio Catiónico” [CIC], lo que le permitirá retener la mayoría de los nutrientes del fertilizante, como el amonio, el potasio, el calcio o el hierro entre otros cationes (pero no así los aniones como nitrato o fosfato) e irlos soltando lentamente.
Los valores de CIC que aparecen en la literatura son orientativos, ya que pueden variar en función del origen de la muestra, no hay que olvidar que no estamos hablando de sustancias puras. Los sustratos minerales (akadama, kanuma, kiryuzuna, etc) tienen CIC´s alrededor de 20-50 meq/100gr, mientras que los orgánicos, como carbón vegetal o turba, pueden llegar a los 150-200 meq/100gr;
Es interesante recordar que en hidroponía se cultiva utilizando arlita, un sustrato de muy bajo CIC sobre la que se recirculan continuamente soluciones que tienen todos los nutrientes necesarios. La conclusión es que no hay que obsesionarse con la CIC: si abonamos frecuentemente nuestros árboles estarán bien nutridos, aunque la CIC del sustrato sea baja.
- No debe contener demasiado carbono orgánico, este generaría una alta actividad microbiana que consumiría el nitrógeno del abonado y el oxígeno disponible en detrimento de las raíces (por ello se deja fermentar el estiércol antes de añadirlo a los campos). En circunstancias normales, las bacterias del sustrato descomponen los restos orgánicos, creando humus, el cual forma un complejo con los minerales aumentando su capacidad de retener cationes. Alternativamente podemos favorecer la formación del complejo argilo-húmico aplicando dos o tres veces al año ácidos húmicos con el riego.
- Debe estar exento de tóxicos químicos. A veces se ha usado la sepiolita (arena de gatos, arena de gasolineras) sin tener en cuenta que puede llevar desodorantes o aditivos indeseables.
- Debe estar exento de parásitos y plagas. Este es el sentido de anunciar comercialmente sustratos estériles, aunque no van a estarlo por mucho tiempo, ya que inevitablemente se colonizarán con bacterias y hongos simbióticos, lo cual es deseable para dar vida al sustrato con todas las ventajas que esto conlleva. Léase nuestro post: Árbol en maceta, y algo más – Hatoen
¿Cuál es el mejor sustrato para bonsáis?
Se usa una gran cantidad de sustratos comerciales, cada uno con sus partidarios y detractores acérrimos, solos o en mezclas. Pocos se paran a pensar que el bonsai es un ecosistema artificial que necesita el aporte externo de riego y fertilizante y la protección contra los extremos climáticos y las plagas, siendo estos factores externos más determinantes sobre la salud del árbol que el propio sustrato; de ahí que el mejor sustrato es aquel que mejor complementa nuestra manera de regar, de abonar, el microclima donde tenemos el árbol, es barato, es homogéneo, y fácilmente disponible, etc. El sustrato que funciona bien en Galicia no tiene por qué funcionar bien en Murcia, ni el sustrato perfecto para un bonsái “mame” de 5 cm tiene por qué ser adecuado para un bonsái “dai” de 1 m de alto, por ejemplo.
Características de sustratos de bonsáis más comunes
A continuación, resumimos algunas características de los sustratos más comúnmente utilizados y sus ventajas e inconvenientes respectivos para que cada uno pueda elegir los que más se adapten a sus circunstancias específicas. En Hatoen hemos utilizado con éxito varias mezclas de sustratos; si bien no recomendamos ninguna en particular estamos a disposición de nuestros clientes para cualquier consulta.
Ventajas | Inconvenientes | |
Akadama | Disponible en varios tamaños. Buena CIC. Buena aireación al principio, pero con el tiempo las raíces penetran los gránulos de akadama y pueden llegar a ocupar todo el espacio, con lo que pierde permeabilidad y gana en retención de agua, forzando el trasplante. | Precio alto y baja sostenibilidad derivados de su importación de larga distancia. |
Arena, granito molido | Buen drenaje. Buena capacidad de retención de agua (en granulometría inferior a 0,5mm). Alta duración por su alta resistencia mecánica. | Baja capacidad de retención de agua en granulometría gruesa. Los granos finos se acumulan en la parte baja de la maceta y reducen el drenaje. Puede tener carbonatos que aumentan el pH y causar deficiencias nutricionales. |
Arlita | Buena capacidad de aireación. |
Baja capacidad de retención de agua (se suele usar mezclada con turba). CIC prácticamente nula. |
Carbón vegetal | Buena capacidad de retención de agua y cationes. Atrae bacterias y micorrizas beneficiosas | No es un sustrato, sino un mejorante que se usa en cantidades de hasta el 5% en mezclas. |
Corteza de pino | Alta porosidad y retención de agua. | Heterogeneidad de las partidas. Debe ser compostado. Toma nitrógeno del medio. Posible fitotoxicidad |
Fibra de coco | Alta porosidad y retención de agua. |
Heterogeneidad de las partidas y, a veces, alta salinidad |
Kanuma | Disponible en varios tamaños. Más ácida que la akadama. Buena CIC. Buena aireación al principio, pero con el tiempo las raíces penetran los gránulos de kanuma y pueden llegar a ocupar todo el espacio, con lo que pierde permeabilidad y gana en retención de agua, forzando el trasplante. | Precio alto y baja sostenibilidad derivados de su importación de larga distancia. |
Kiryuzuna |
Disponible en varios tamaños. Buena CIC. Mayor dureza de grano y menor retención de agua que la akadama. | Precio alto y baja sostenibilidad derivados de su importación de larga distancia. |
Lana de roca |
Producto inerte y compacto. Alta retención de agua. | Nula CIC. Se compacta. pH inicial alto, requiere un lavado con ácido antes de su uso. |
Perlita | Alta retención de agua. Inerte. | Muy baja densidad. Con soluciones nutritivas ácidas puede desprender aluminio que es fitotóxico. Muy baja CIC. |
Pomice | El de origen japonés tiene más duración por su alta resistencia mecánica. El europeo es más barato y tiene mas CIC. Buena capacidad de aireación. | El europeo debe lavarse y tamizar para eliminar los finos. |
Puzolana | Alta duración por su alta resistencia mecánica. | Baja capacidad de retención de agua (se suele usar mezclada con turba y arlita). CIC prácticamente nula. |
Turba rubia | Estructura mullida, alta porosidad, alta capacidad de retención de agua, y alta CIC. Baja salinidad. | Baja sostenibilidad, alta contracción cuando se seca, dificultad de re-humectación. |
Vermiculita |
Alta porosidad. Elevada CIC. Contiene potasio y magnesio asimilable. | Puede compactarse con el tiempo. |