
” La promesa de la llegada de la primavera es suficiente para ayudarnos a aguantar el frío invierno.” (Jen Slelinsky)
Los árboles caducos han evolucionado para sobrevivir al invierno con estrategias para conservar energía y evitar daños por congelación; para ello entran en reposo deshaciéndose de sus hojas. Este proceso, conocido como abscisión foliar, está regulado por tres factores principales:
- Reducción del Fotoperiodo y Señalización Hormonal
- A medida que los días se acortan en otoño, los árboles perciben la disminución de la luz a través de fotorreceptores llamados fitocromos.
- Esta señal desencadena cambios hormonales, con una disminución de la auxina (hormona del crecimiento) y un aumento de ácido abscísico (ABA) y etileno, que promueven el reposo de los brotes y la abscisión de las hojas.
- Formación de la Capa de Abscisión
- En la base de cada pecíolo (tallo de la hoja), las células forman una capa de abscisión que interrumpe el flujo de agua y nutrientes.
- Esto provoca la degradación de la clorofila y el desarrollo de pigmentos carotenoides (amarillos) y antocianinas (rojos), responsables de los colores otoñales.
- Caída de la Hoja y Protección de la Yema
- Una vez que la capa de abscisión está completa, las hojas se desprenden con facilidad.
- El árbol sella las heridas para evitar la entrada de patógenos y la deshidratación.
Después de pasar el invierno en un estado de latencia profunda, los árboles deben activar sus brotes en respuesta a señales ambientales específicas. Este proceso involucra tres fases clave:
- Dormancia y Requisitos de Enfriamiento
- Durante el invierno, los árboles experimentan un período de dormancia endógena, en el que los brotes permanecen inactivos.
- Para romper esta dormancia, muchas especies requieren una acumulación de horas de frío (temperaturas por debajo de 7ºC durante tres a cuatro semanas).
- La cuota de horas de frio se suele completar en nuestra zona hacia mediados de enero. Si los árboles no reciben suficiente frío, la brotación y floración puede ser errática o tardía.
- Señales Hormonales y Reacción a la Temperatura
- A medida que las temperaturas comienzan a subir en primavera, los niveles de ácido abscísico (ABA) disminuyen, permitiendo el reinicio del crecimiento.
- La giberelina y la citoquinina aumentan, estimulando la división celular y el alargamiento de los brotes.
- Este proceso es más sensible a la temperatura que al fotoperiodo, por lo que un calentamiento prematuro puede adelantar la brotación.
- Brotación de Hojas y Flores
- Los árboles activan primero sus brotes vegetativos (hojas) o florales, dependiendo de la especie.
- En árboles como los cerezos y manzanos, la inducción floral ocurre en el verano anterior, pero la floración solo se activa tras la exposición al frío y el aumento de temperaturas.
- Los carbohidratos almacenados en raíces y tronco alimentan este proceso hasta que las hojas pueden realizar fotosíntesis.
El aumento de temperaturas debido al cambio climático está alterando la sincronización de la caída de hojas y la brotación primaveral. Estos cambios pueden generar consecuencias importantes para nuestros bonsáis:
- Otoños Más Cálidos y Retraso en la Caída de Hojas
- Las temperaturas más altas en otoño pueden retrasar la producción de etileno y ácido abscísico, lo que impide la formación de la capa de abscisión.
- Esto provoca una caída tardía de hojas, lo que puede afectar la acumulación de reservas para el invierno.
- Disminución de las Horas de Frío en Invierno
- Muchas especies requieren un umbral de frío para romper la dormancia. Si el invierno es demasiado cálido, los árboles pueden brotar de manera irregular, debilitándolos y reduciendo su productividad.
- En árboles de flor como los prunos y otros, esto puede disminuir la cantidad y calidad de la floración.
- Brotación Temprana y Riesgo de Heladas
- Con inviernos más cortos y primaveras más cálidas, los árboles pueden despertar demasiado pronto, exponiendo brotes tiernos a heladas tardías que pueden dañarlos gravemente.
- Esto es especialmente crítico en bonsáis, ya que sus raíces son más vulnerables a los cambios bruscos de temperatura.
- Desincronización con Polinizadores
- En especies que dependen de insectos para la polinización, una floración adelantada puede no coincidir con la aparición de polinizadores, afectando la fructificación.
Los árboles caducos han desarrollado mecanismos precisos para adaptarse a las estaciones, regulando la caída de hojas y la activación de brotes mediante señales ambientales y hormonales. Sin embargo, el cambio climático está alterando estos ciclos, afectando la fenología de muchas especies y aumentando su vulnerabilidad a daños ambientales.
Comprender estos procesos es fundamental para anticiparse a los cambios y ajustar el manejo de los árboles en función de las nuevas condiciones climáticas. Desde modificar los tiempos de poda hasta proteger los árboles de heladas tardías, el conocimiento de estos mecanismos nos permitirá preservar la salud y la estética de nuestros bonsáis frente a un clima en constante transformación.









